Carta
- Arteaga Noticias
- 12 nov 2020
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Carta de Ramón Corral a Porfirio Díaz presentando su renuncia como vicepresidente.
París, Mayo 4 de 1911.
RAMÓN CORRAL
París, Mayo 4 de 1911.
Sr. Presidente
Gral. Porfirio Díaz
Mexico.
Mi respetado y fino amigo:
Con la presente remito a Ud. mi renuncia, para ser presentada junto con la de Ud., como me lo induce a mi salida de esa Capital. No la había rernitido antes, porque dos días después de llegar aquí me atacó la gripa y con la calentura he estado en la cama.
Ya he comunicado a Ud. diversas veces cuál es mi opinión sobre este asunto y parece pueril que insista en querer hacer escuchar mi desautorizada voz; pero el caso es tan grave y ]as circunstancias son tan solemnes para la Naciôn, que le ruego me dispense si, por ültima vez, le manifiesto que no creo que nuestra separacion de los puestos que ocupamos, sea el remedio que reclaman los males que afligen a la República.
Aparte de la significación que tiene la presentación de nuestras renuncias, exigidas por el enemigo armado, enemigo constitucionalmente y a iniciativa del Gobierno declarado fuera de la ley, y que lejos de ceder ante las concesiones que se le hacen, se envalentona y crece; hay que la separación de Ud. presenta una perspectiva de anarquía que hará más eminente el peligro del Norte.
En ningún caso los Madero podrán dominar la revuelta, porque su influencia no alcanzará sino a una pequeña parte de los grupos rebeldes, y aún contra la voluntad de dichos Señores, seguirá existiendo el motivo que se invoca para la intervención.
Este peligro, el verdadero y grande peligro, no creo que pueda conjurarse sino de dos maneras: O destruyendo los principales focos de la revuelta por medio de una acción militar rápida y eficaz, ó por la actitud del Congreso de los Estados Unidos que, por un sentimiento de alta justificación, se oponga a los designios del Departamento de Estado.
Sin embargo, de todo lo dicho, si Ud. cree necesaria y patriótica su separacion, después de ella no quiero yo ninguna investidura oficial, ningún puesto público, por elevados que sean, y por eso, a pesar de mis opiniones, le envío a Ud. mi renuncia para que sea presentada y aceptada a la vez que la de Ud., según convenimos.
En este caso, tan grave para el País, estoy seguro de que hará Ud. lo más conveniente, inspirado por su reconocido talento y su inquebrantable patriotismo.
Sabe Ud. Señor, que soy siempre su adicto amigo y atento y seguro servidor.
Rarnón Corral
[Rúbrica]
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